domingo, 25 de septiembre de 2011

Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana. Exposición en diciembre.

El Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba inaugura, en el mes de diciembre, la muestra más importante de Fotografía Española. 
La tierra más hermosa. Cuba

José María Díaz-Maroto

50 años, 66 fotografías, 11 españoles. Selección de sesenta y seis fotografías de once fotógrafos españoles que nos muestran, a través de sus mejores fotografías, su visión personal de la Isla de Cuba. Una historia muy particular que comienza en 1959.

José María Mellado
Enrique Meneses, Alberto García Alix, Ángel Marcos, Cristina García Rodero, Isabel Muñoz, José Mª Díaz-Maroto, José María Mellado, José Ramón Bas, Juan Manuel Castro Prieto, Juan Manuel Díaz Burgos y Toni Catany conforman la exposición de fotografía más importante realizada en la ciudad de La Habana.
Cristina García Rodero

Alberto García Alix

Toni Catany

Isabel Muñoz

Ángel Marcos

Juan Manuel Díaz Burgos

Juan Manuel Castro Prieto

Con el patrocinio oficial de Canon y Banco de Sabadell, además de la colaboración y apoyo de la Embajada de España en Cuba, Asociación CCI, Interart y Yellow ha visto la luz este ambicioso proyecto expositivo.
El sustento teórico de este nuevo proyecto expositivo está inspirado en la manera de ver y percibir una cultura, el eterno anhelo del fotógrafo. A pesar de la distancia el fotógrafo busca con tesón sus fuentes de inspiración y por lo tanto persigue nuevas culturas, nuevos paisajes y nuevos seres. Las imágenes de esta muestra nos llevarán a muchos rincones de la gran isla, a percibir la tierra, la piel y el sabor de una cultura diferente, cercana y lejana al mismo tiempo. A pesar de la diversidad de los trabajos la muestra no pretende ahondar en el valor simple de la lejanía “lo lejano es bueno”, todo lo contrario, podremos disfrutar de visiones y formas de trabajar tan distintas como el numero de autores participantes en la muestra.



Exposición. La exposición completa se compone de sesenta y seis fotografías de los once autores siendo os formatos  de múltiples medidas y acabados. Para llevar a buen fin esta nueva acontecimiento cultural el comisario Juan Carlos Moya ha contado  con el apoyo de José Mª Mellado y de José María Díaz-Maroto como ideólogos del proyecto y de Gabriel Navarrete Presidente de la asociación CCI como coordinador general.
Catálogo. Con motivo de la exposición se ha editado  un catálogo con la totalidad de las obras expuestas además de 55 imágenes (cinco por autor) que completan este importante libro. Los textos corren a cargo de  Juan Carlos Moya como comisario de la muestra, de  Moraima Clavijo Colóm directora del Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba, de Eusebio Leal como Historiador de la Ciudad de La Habana y de Manuel Cacho Quesada embajador de España en Cuba. Ha sido diseñado por Marie Genevieve Alquier mgab. / trazos&letras y la imprenta elegida ha sido Brizzolis Arte en Gráficas.




sábado, 3 de septiembre de 2011

Quien le conozca, lo sabe.

Imagen de la exposición

"Quien le conozca, lo sabe".
Así termina el texto que ha escrito Juanjo Puerma para el pequeño catálogo que se editará con motivo de la exposición que tendré en el CEART (Centro de Arte Tomás y Valiente de Fuenlabrada, Madrid) el próximo otoño.

Actual, emotivo, personal y con una prosa prodigiosa definiría el texto de Juanjo por lo que considero oportuno publicarlo en el blog.

Con Chema Madoz y Juanjo Puerma en Galapagar. 2011

Texto de Juanjo Puerma.

       Martes 19 de julio del año 2011. Son las siete de la tarde. Enciendo mi ordenador. Ya preparado para su abordaje, espero el vagabundeo en el aire de una de esas ingenuas señales inalámbricas que me permita acceder gratuitamente a la Red. Doy con una, detengo su vuelo con mi atrapamariposas y rápidamente tecleo en la tira vacía del buscador de Google: José María Díaz-Maroto. Aparecen 320.000 entradas en 0,25 segundos. Leo y leo acerca del conocido fotógrafo. Las diez y media de la noche. Pierdo la señal y me quedo colgado sin dar con eso no dicho que me permitiera saber más de quien más me interesaba: el desconocido José María Díaz-Maroto. Porque, ¿alguien sabe quién es –realmente- este tipo tan sociable y atrayente, de personalidad opulenta y rica en pasadizos secretos?

      En El Libro de la Nada, Osho asevera: “No hay distancia entre tú y el final del camino. Eres el buscador y eres lo buscado. Eres el adorador y eres lo adorado ”. El territorio de Díaz-Maroto no es uno de tantos porque por él, él transita con el porte de quien ya conoce sus caminos; es el hombre que, recorriéndolos, se halla. Y también sabemos que se adora. Entonces, ¿hablaba Osho de Maroto? Conociendo a José María no es de extrañar que este maestro zen tenga una tarjeta de visita suya.
      Efectivamente, José María Díaz-Maroto es ese hombre que sale al mundo, se busca y sabe darse alcance; la recompensa obtenida es él mismo, sus fotografías liberadas de servidumbres, su arrojo, el moreno sempiterno de su piel,  la sonrisa del pícaro que hace por comer más uvas que el ciego y su lazarillo, las anécdotas y la literatura de sus idas y venidas, su innegable carisma, lo magnético de su sola presencia, la fruta madura.
      La vida de algunas personas también late en otras muchas vidas posibles, vidas distintas a esa otra que suele malinterpretar nuestros propios deseos y anhelos. Cuando el Díaz-Maroto fotógrafo se cuelga la cámara del cuello, ya está respirando en una de sus vidas posibles. El resultado son tomas fotográficas que José María hasta podría atreverse a ver con los ojos cerrados, porque él fotografía impresiones y recuerdos, aromas de luz y color, sensaciones, instantáneas de un aquí y ahora fugaz captado con vocación de hacerlo permanecer. Pero nosotros, los profanos, ¿qué vemos en sus fotografías? O mejor, ¿qué podemos ver? Quizás no existan otros mundos pero sí existen otros ojos, miradas distintas que crean realidades, ojos que se desacostumbran para poder ver y observar lo común de otra manera y aún sorprenderse y sorprendernos; ojos capaces de descubrir esos otros mundos que, con otros ojos, no existen. No por casualidad fue un visionario como George Orwell quien dijera que ver lo que se tiene delante de los ojos exige un esfuerzo constante. Con sus fotografías, José María Díaz-Maroto nos minimiza ese esfuerzo. Acertaba la espléndida fotógrafa Pilar García Merino cuando decía de Díaz-Maroto que él lograba sus fotografías como `sin querer´. Y aún así o quizás por eso, sus fotografías son como las gotas gordas de una pasajera tormenta de verano: oportunas y refrescantes. Y calan. Hojeando este libro se podrá oler el aire limpio que dejan.
     
      No puedo terminar sin decir que las personas felices – y con cocientes intelectuales que descarten la idiotez- deberían ser declaradas un bien común y Patrimonio de la Humanidad. José María Díaz-Maroto pertenecería a esa estirpe de hombres felices que, inteligentemente, aún mantienen el quehacer vitalicio de darse cuenta de que lo son. El escritor alemán Ernst von Feuchtersleben decía que el arte no sirve para consolar; quiere ya a consolados. Y, verdaderamente, en el ánimo y alarde de sus fotografías, José María Díaz-Maroto se retrata. Pero él es, también, el hombre de las gestiones y gestaciones, el hombre que cree para poder ver lo que está por ver, el que resuelve, un no fumador muy capaz de dar relevancia al humo sólo porque éste puede elevarse. Quien le conozca, lo sabe.


                                                                    
                                                                             Juanjo Puerma


Portada del catálogo CEART